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Alfabetización digital y competencias informacionales

 

 

Este artículo se basa en el completo estudio Alfabetización digital y competencias informacionales, realizado por Manuel Area Moreira, Alfonso Gutiérrez Martín y Fernando Vidal Fernández. Fue editado en 2012 por Ariel, Fundación Telefónica y Editorial Planeta y contiene un completo estudio y una profunda reflexión acerca del papel de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el ámbito educativo y las implicaciones que ello acarrea al docente. Trabajo en cuanto a constante formación y a la innovación necesaria para incluirlas, de forma correcta, en su labor docente.

 

El estudio está organizado en torno a tres grandes temas relacionados entre sí: “La alfabetización en la sociedad digital”, la “Formación del profesorado para la alfabetización múltiple” y  el cambio “De hogares informatizados a familias informacionales: Educación y TIC en las familias españolas”.

 

En referencia al primer tema, La alfabetización en la sociedad digital, Area Moreira deja traslucir la idea de que la alfabetización digital, al igual que la alfabetización tradicional, es un elemento imprescindible en el proceso de formación de cualquier individuo. Más aún en una sociedad empapada en la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación como lo es la nuestra.

 

La inclusión de las TIC en nuestra sociedad, y en la escuela en general, así como de la necesaria alfabetización parte de la necesidad de la socialización en los diferentes ámbitos en los que nos podemos mover en la actualidad: la familia, el trabajo, los amigos, organizaciones políticas y de ocio, por ejemplo.

 

En la actualidad nuestra cultura es multimodal y multimediática, es decir que se produce, expresa y distribuye de múltiples formas: libros, televisión, ordenadores, móviles, internet… Esto hace necesario que el sistema educativo tenga en cuenta los aspectos positivos y negativos en que puede devenir el uso que se otorgue a las TIC. Es por ello que el maestro debe erigirse en una figura que ayude a los alumnos a crear una opinión crítica, a realizar un consumo apropiado de las informaciones y los datos que puede recibir desde diferentes canales. Sin embargo el maestro no puede ser el único garante de la alfabetización digital. Es aquí donde entra en juego el papel de las familias, pues son estas las que mayor tiempo comparten juntas y las que suelen tener una mayor inmersión tecnológica de la que, en mayor medida viene desarrollándose en las aulas.

 

Es la presencia de las TIC en todos los ámbitos de nuestras vidas, y la inmersión tan duradera a lo largo de la misma, que el aprendizaje en las TIC no puede centrarse únicamente en la infancia y la adolescencia, sino que esta alfabetización digital debe desarrollarse a lo largo de toda la vida. El continuo y rápido cambio de estas tecnologías hace necesario que todos desarrollamos un aprendizaje continuo, en mayor medida en el caso de los maestros pues nuestro futuro trabajo exigirá de la necesidad de enseñar con nuevos medios y sembrar en los alumnos la capacidad de emplearlas de la forma más adecuada para su propio aprendizaje.

 

En lo que se refiere al segundo tema, Formación del profesorado para la alfabetización múltiple, Gutiérrez Martín nos señala que, en la actualidad, Internet se ha convertido en una herramienta omnipresente en nuestras vidas: tenemos conexión en los domicilios, en el trabajo, en los organismos públicos y lugares de ocio así como también en la escuela y, cómo no, en nuestros propios bolsillos, al alcance de las manos.

 

De tal forma el sistema educativo actual, y los maestros los primeros, deben comenzar a cambiar la forma de educar. No podemos estar atados a los libros y a las metodologías educativas tradicionales. Muy al contrario, los docentes deberían convertirse en adalides del cambio educativo. Así nuestro trabajo debe tener en cuenta estas nuevas herramientas y su incorporación, cada vez más temprana a las exigencias educativas.

 

Sin embargo no podemos caer en los grandes errores que se han venido manifestando a la hora de hacer inclusiva las nuevas tecnologías al ámbito escolar. Entre ellos encontramos:

  • Son las Tecnologías de la Información y de la Educación las que tienen que adaptarse al sistema escolar, las que deben adaptarse a una formación libre y democrática. Por el contrario, la mayor parte de adaptaciones de las TIC al sistema escolar han sido totalmente inversas pues, ha sido el sistema escolar el que se ha adaptado al uso y posibilidades de los recursos tecnológicos.

  • Un segundo supuesto se deriva de lo anteriormente indicado, que el profesor solo debe saber utilizar las nuevas tecnologías sin que éstas hayan contribuido a la modificación de la metodología educativa ni a la renovación de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

    Esto ha contribuido, en gran medida, a la incorporación de las TIC en las aulas pero a través de un uso tradicional y en parte retrógrado: se ha sustituido el tradicional libro de texto por un elemento nuevo pero de iguales características.

  • En tercer lugar suele pensarse que el mero hecho de introducir las TIC en el aula va a suponer una mejora del aprendizaje y una innovación . Sin embargo su uso queda reducido a la mera repetición de los esquemas anteriores, en que un maestro se encarga de dirigir a sus alumnos como un elemento imprescindible, dando así instrucciones específicas y no permitiendo una mejora real del sistema educativo y, con ello, un avance hacia nuevos modelos y formas de aprendizaje realmente motivadoras para los alumnos.

 

Debemos tener en cuenta que un uso correcto de las TIC en las aulas va a permitir mejorar la estructuración de los contenidos puesto que permiten agilizar y mejorar procedimientos como la búsqueda, tratamiento y presentación de informaciones. Además estas nuevas tecnologías hacen más accesible la comprensión de determinados temas más complejos de entender en ausencia de ellas.

 

Ahora más que nunca debemos tener en cuenta que el nuevo aprendizaje solo puede desarrollarse en el momento en que pasemos a un modelo donde el protagonista de la educación sea el alumno, no el maestro. Donde este último actúe como un guía que orienta y tutoriza, donde los alumnos se mueven para dar respuesta a sus preguntas, inquietudes y motivaciones. Un lugar donde, por ende, participan de forma activa en su aprendizaje.

 

Por último encontramos el desarrollo de un último tema relacionado con la evolución de la forma de incorporar las tecnologías en el núcleo familiar, es decir, De hogares informatizados a familias informacionales: Educación y TIC en las familias españolas. En este sentido los autores señalan que las figuras parentales deben tener un papel comprometido con la educación de sus hijos, o lo que es lo mismo, ser activos con sus hijos. Además deben compartir actividades relacionadas con las nuevas tecnologías, pues solo la interacción conjunta, señalando ventajas y desventajas, buenas y malas prácticas, pueden hacer que los niños desarrollen un punto de vista crítico así como un sentido de responsabilidad en cuanto al uso de las TIC. Por último las familias deberían desarrollar, de forma conjunta, sus competencias en relación a las Tecnologías de la Información y la Comunicación para aprovechar todas sus potencialidades.

 

Debe tenerse en cuenta que las familias con menor cantidad de recursos van a tener una menor accesibilidad a las TIC y, por tanto, verán incrementados sus problemas para la interacción conjunta entre padres e hijos. Esto solo puede contribuir, en un futuro inmediato, al crecimiento de la brecha digital.

 

Por familia informacional Vidal Fernández nos indica que se refiere a una familia más capaz de buscar información en los diferentes recursos tecnológicos, además de encontrarles significado y expresarlo en distintas aplicaciones. Por tanto, el punto de vista informacional no solo se relaciona con la búsqueda de información, sino que este saber se hace más significativo y coherente con la realidad actual.

 

El autor nos indica que la sociedad está avanzando hacia la plena inmersión de las TIC en el ámbito doméstico así como en el escolar, además nos hace tener en cuenta que el mayor dominio en el manejo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación no implica una mayor permisividad, es decir, las familias deben estar más pendientes del consumo de información que los hijos tienen a través del uso de estas herramientas tecnológicas. Por último nos señala que la verdadera brecha digital entre unas familias y otras no se encuentra directamente en la posibilidad de acceso a estas tecnologías, sino que se encuentra en los usos educativos que le dan, es decir, en los aprendizajes conjuntos que se desarrollan entre padres e hijos a la hora de relacionarse a través de las TIC.

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